De pequeña mi padre me decía que tenía voz de pito, que no sabía hablar con la gente o que era demasiado tímida y yo crecí creyendo que esa era la verdad.
De mayor, al empezar a dar charlas y terapias, la gente me decía que mi voz era dulce o que me expresaba muy bien. Sinceramente, sentía que hablaban de otra persona.
¿Te suena familiar descubrir que no eres lo que te contaron?
Muchas veces normalizamos cosas que no deberíamos, porque han sido proyectadas sobre nosotras o porque son respuestas de nuestro cuerpo a experiencias difíciles que aún no hemos integrado.
Incluso tus arquetipos son el resultado de tus heridas y cuando empiezas a integrarlos tus dinámicas y patrones empiezan a cambiar.
¿Qué has normalizado tú?
Relaciones que te desgastan.
Esa sensación incómoda cuando alguien te da un abrazo.
El dolor constante, la tensión o la falta de energía.
Vivir en “modo supervivencia”.
El cansancio por las mañanas que nunca se va.
La ansiedad que te acompaña como una sombra.
No disfrutar del sexo, de tu cuerpo o de la vida.
No confiar en nadie.
Decir “no me da la vida” y no tener tiempo para nada.
Invertir en todo… menos en ti.
Estas no son partes fijas de tu personalidad, son manifestaciones que tu cuerpo está usando para llamar tu atención.
Tu cuerpo guarda todas tus historias.
No solo las de esta vida o las de tu gestación, también las que hay más allá de esta encarnación.
He visto multitud de personas con historias de otras vidas que las cargaban en esta y limitaban su presente sin saberlo.
Conocer esta información no es suficiente, deberás integrar todo aquello que crees haber dejado atrás y que continúa registrado en tu cuerpo como tema pendiente de resolver.
Lo importante es que sepas que eso no tiene que seguir siendo así y que es posible acceder a esa información de forma amable y respetuosa contigo.
¿Qué puedes hacer ahora?
- Párate, obsérvate y escucha lo que tu cuerpo te quiere decir.
- Atrévete a ralentizar y descubrir esas cargas invisibles.
- Decide si estás lista para soltar y crear una vida más liviana.
No tienes por qué hacerlo sola.
Si estás lista para dar el paso, aquí estoy para acompañarte en un proceso profundo y transformador para que vuelvas a confiar en ti, tu cuerpo y la vida.
| Un abrazo, Georgina |

Deja un comentario